May 14, 2018 dmujer moderna Reflexiones Comentarios desactivados en Cuando terminamos una relación de pareja y tenemos que empezar de nuevo
¿Cuándo fue la última vez que te sentiste en paz contigo mismo? ¿Cuándo fue la última vez jugaste como un niño entregado a la experiencia? ¿Cuándo fue la última vez que reíste sin parar lleno de gozo y alegría de vivir?
Estas “pequeñas” señales pueden indicarte que hace demasiado tiempo que te olvidaste de ti mismo/a.
El día que descubres que has dejado de vivir conectado a la Vida, que eres un desconocido para ti puede que te des cuenta también que la persona con la que compartes tu vida, es igualmente otro desconocido.
Puede que te permitas sentir que tu vida y tu relación de pareja son monótonas, aburridas, han dejado de brillar, se han apartado de la alegría, del goce, de la autenticidad…
Puede que descubras que ni tú ni tu pareja os conocéis a vosotros mismos. Que ninguno de los dos se acepta a sí mismo. Que ninguno de los dos se ama incondicionalmente a sí mismo. Que ninguno de los dos se ha planteado crecer realmente al lado del otro. Ambos habéis elegido, muy probablemente a un nivel inconsciente, acomodaros a la vida del otro.
Acomodarse adormece el alma, te desconecta de quien eres en realidad, de tus anhelos, de tus sueños, de tus proyectos, de tantas y tantas cosas que son las que te aportan vida y realidad consciente.
A veces, te entregas demasiado a la relación de pareja y pierdes tu centro. A veces, te alejas demasiado porque ya has perdido ese centro y te da pánico desnudarte emocionalmente y entrar en un contacto profundo con la otra persona.
De cualquier manera, la evasión hace que huyas de tu dolor y de ese vacío interior que vive ahí dentro desde hace… tanto tiempo. Ese vacío puede indicar un gran miedo a la propia soledad e, involucrarse en una relación desde ese vacío, sólo genera más vacío.
Puede que te des cuenta que tienes un problema de autovaloración y auto aceptación, del que te resultará difícil salir si no tomas plena conciencia.
En aquellos momentos, yo elegí estar conmigo, me permití sentir y acoger los sentimientos y las emociones que surgían. Me resultó muy doloroso estar en contacto con esa oscuridad que brotaba desde el interior y aceptarla tal cual salía.
Me decidí a recorrer el camino de la incertidumbre, la soledad, el miedo, la inseguridad… Algo en mi interior me decía que ese era el único camino. Mi camino.
Hoy comparto contigo que, gracias a eso, me planteé finalizar mi relación de pareja e ir al encuentro de mi propio camino. Empezar de nuevo fue empezar un proceso continuo de aprendizaje, de auto aprendizaje donde comprometerme conmigo a permitirme cuidarme, respetarme, aceptarme, amarme, asumir los miedos y la propia vulnerabilidad, a buscar ese “centro” que había soterrado en pos de una felicidad ficticia.
La soledad, el silencio, la meditación, la naturaleza, las amigas del alma… fueron mis mejores bálsamos para emprender la aventura más maravillosa y mágica: el re-encuentro conmigo. Empezar a ser yo misma, a ser auténtica y dejar de tratar de ser quien la otra persona espera que sea. Cada día aprendo a confiar en mi. Ese es el único camino. El camino que mi voz interior me susurró en confidencias aquella tarde lluviosa donde también las lágrimas liberaban emociones bloqueadas y atisbaban el comienzo de una vida propia. En esos momentos, sentí miedo, liberación y una gran alegría que me conectaba con unas inmensas ganas de vivir.
Las relaciones te sirven de espejo para mirarte y verte, reconocerte y arrojar luz sobre tus heridas, para que te hagas responsable de ellas y las cures. También para que descubras tus sombras. Los conflictos y las situaciones en que chocas con el otro, eso que te molesta y te irrita son partes de ti que no ves y proyectas en tu pareja, es eso precisamente lo que puedes reconocer y cultivar en ti. Algunas pertenecen a “tu sombra” y otras, son aspectos de los que no terminas de hacerte cargo.
Finalizar una relación de pareja puede regalarte la oportunidad de crecer emocional e interiormente, optimizar tu capacidad de autoestima y fortalecer tu disposición a establecer relaciones íntimas más profundas y auténticas en el futuro.
Cuando decides finalizar una relación de pareja, es habitual que se mezclen diferentes sentimientos como el odio, el amor, la culpa, la rabia, el alivio, la confusión, el miedo, la desorientación, la ansiedad, la tristeza, la pérdida, el enfado, el resentimiento… A lo largo de ese tiempo, resulta imprescindible que transites, de la manera más inteligentemente posible, todos esos sentimientos para liberarte realmente del pasado, curar las heridas, cerrar el ciclo y comenzar de nuevo.
Además de todo esto, tienes que adaptarte a las nuevas circunstancias, recuperar la confianza en ti mismo, organizar tus relaciones personales y laborales… Y es posible también que aparezcan sentimientos de confusión respecto a tu identidad personal, es decir, puede que te cueste saber quién eres realmente después de todo lo vivido.
Si decides dejar esa responsabilidad al tiempo, es decir, si eliges mirar hacia otro lado y pensar que el tiempo curará las heridas y no dedicas el espacio y el tiempo necesarios a elaborar el duelo de este proceso vital, estarás reprimiendo las emociones y éstas pueden quedarse atascadas. Esto puede ocasionar diversos síntomas físicos y/o psicológicos. Por eso, es necesario que permanezcas conectado y expreses todas aquellas emociones y sentimientos dolorosos que vayan surgiendo a lo largo del proceso y los acojas como parte del mismo, sea lo que sea lo que sientas.
Y aceptar también que esta vivencia se puede transformar en la oportunidad de tomar conciencia de ti mismo, de crecer, de recuperar tu poder personal, de aprender a relacionarte de una forma más asertiva, de perdonar al que ha sido tu compañero/a y a ti mismo/a.
Despedirte de una manera armónica del otro, valorar lo que compartisteis juntos ya hayan sido momentos de risas y alegrías como de dolor y tristeza, reconocer lo que has aprendido de las situaciones difíciles y conflictivas, asumir la responsabilidad de lo que haya sucedido, dejar ir y liberar emocionalmente a la persona que ha sido tu pareja… esto puede hacer que te desvincules realmente de lo que ya es pasado. Así, recuperas tu fuerza y tu energía, y te empoderas.
La gratitud es un sentimiento que te ayuda a depurar el resentimiento, el rencor, el enfado, te sana, te regenera y posibilita la apertura del corazón. Reconocer que cada relación, aunque haya sido corta y/o conflictiva, es un regalo que te ofrece nuevos aspectos de ti mismo y te prepara también para la siguiente relación, te abre las puertas a una vida más plena.
Encontrarte cara a cara con tu propia soledad, con las carencias y con las heridas interiores es la clave para empezar de nuevo y renacer como el ave fénix.
Recuerda que con la separación se despliegan nuevas oportunidades. Recuperar la alegría de vivir, la capacidad de asombro y la curiosidad, volver a conectar con tu niño interior… todo ello te lleva, inevitablemente, a reencontrarte amorosamente contigo.
Al romperse la coraza mediante el dolor, el corazón se expande y puedes volver a entregarte y amar a otra persona, si has llevado a cabo el proceso de duelo y tomado consciencia. Tomar conciencia que puedes entrenar nuevas capacidades antes de empezar una nueva relación es fundamental.
Como todos, tú también anhelas un encuentro verdadero, profundo e íntimo con otra persona. Para ello, has de prepararte. A lo largo de esta preparación, puedes conectar con tu capacidad de amar sin reservas, manteniéndote vulnerable en un estado de apertura a lo que es, dejando que suceda lo que tenga que suceder.
Cuando reconoces que no hay nada duradero, que todo es impermanente y que lo único que tienes es el ahora, empiezas a practicar el desprendimiento como una actitud vital y aprendes a fluir con los acontecimientos, lo que te encamina hacia la auténtica libertad.
Las dificultades que se te presentan a lo largo de la vida son desafíos que te convierten en una persona más sabia y consciente. El camino hacia tu propia esencia consiste en desprenderte, soltar, abandonar… En esta etapa que empiezas, te desprendes de una capa más, ahora ya no te hace falta.
Esto que ahora se resquebraja y se rompe en esta etapa de pérdida y dolor es la coraza del ego. Las lágrimas disuelven esas defensas egoicas, lo que facilita la apertura y la conexión con tu naturaleza primordial, desde la que aprendes a amar incondicionalmente.
Te invito a darte una vuelta por tu vida.
Esta herramienta que te propongo sirve de gran ayuda en procesos de separación. Consiste en hacerte consciente de las ideas que tienes sobre cómo guiar tu vida.
Es interesante que compres un cuaderno y que cada día escribas las ideas que tienes sobre distintos temas como: alimentación, sexualidad, dinero, trabajo, familia, higiene, formas de vestir, sentimientos, padres, éxito, fracaso… y todo lo que se te pueda ocurrir.
Cuando hayas identificado tus creencias, observa si están conectadas a alguna norma que recibieras, verbal o no verbalmente, en tu niñez.
A continuación, evalúa esas normas que has identificado y comprueba si las sigues aplicando a la forma en que lideras tu vida o si se trata de algo inconsciente y automático.
Finalmente, puedes permitirte sentir qué pasaría si rechazaras aquellas normas o creencias que han dejado de ser válidas y apropiadas en tu vida. A veces, ya estás preparado para transformarlas. Otras, cualquier cambio puede resultarte amenazador.
Me gustaría que supieras que no solo tu condicionamiento sino el del resto de las personas es muy profundo e inconsciente y, en esa búsqueda interior, tenemos que ir quitando capa a capa, cada vez más profundas, para descubrir lo que es real y lo que es solo un hábito o una costumbre férreamente arraigada.
Adelante… Es una maravillosa aventura adentrarse en uno mismo y crecer.
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